martes, 23 de junio de 2009

comienza a ser tragicamente claro
que estamos solos,
que ya ni nos valemos para hacernos compañía.
comienza a ser incómodo
y me imagino
la sien dolida de esta historia
pidiendo a gritos que alguien la suicide.

pero no sé
si es ser sincero o solo ser cobarde.

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lunes, 22 de junio de 2009

Quiero escribir este poema
porque no va a sobrevivirme,
suicida hermosa con rebeca de entretiempo.

Quiero escribir este poema
porque mis ingles son de espuma verde
cuando la lluvia me interroga.

Quiero escribir este poema
porque el azar sabrá cambiar
pero te puso junto a mí, aquella noche enrarecida.

Quiero escribir este poema
porque no somos como los demás,
hermanos, ciegos y videntes.

Quiero escribir este poema
por el dolor y porque, a pesar
de él, sé ser agradecido.

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domingo, 21 de junio de 2009

esta pena me repugna y me recuerda a ti,
te trae y te lleva de la mano
como un papel sin voluntad en medio del tornado.
alzo los brazos y recojo oscuridad,
y me zambullo en los simulacros de ser feliz
porque aún existes.
me hundo por los ángulos que practican ciertas sombras,
intento otra ciudad, reconocible y gris
como tus muslos.
esta ciudad no se hizo con tus ojos
y anochece con sus parques públicos cerrados.
el mediodía enfermo y amarillo
con su camisa de domingo bien planchada,
la gente que huye del hogar con sus mascotas...
parece absurdo no estar ciego

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Muy pronto me veré encerrado, de nuevo.
Y todo lo que ya no mueves tú
se movilizará para pedir su sitio,
crearé
una necesidad absurda:

alterarme químicamente.

Sí, será muy pronto.
Daré dos pasos hacia atrás, diré
muy buenas noches

y buscaré en el vaso dónde fue a parar tanto silencio.

Esta historia se repite igual que todas las historias,
así que dejaré el catastrofismo a un lado.
Las cosas suceden antes que nosotros.

El nido donde había tanto corazón
y que hoy en una corriente turbia
de
rostros escondidos, cabezas
agachadas,
un frío que no sabe de la nieve, amor,
tan solo de un silencio que no explica.

Muy pronto todo quedará aparcado por un momento,
quizá te atrevas a juzgarme o sepas
estar callada.

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jueves, 18 de junio de 2009

Me escondo en un rincón
a reinventarte,
a recordarte como el pan que crece del silencio.

Esa belleza tuya duramente inabarcable,
la fustración del verbo
que no sabe tomarte.

Y así, tú, sin querer, me haces
hermosos como lluvia somnolienta.

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miércoles, 17 de junio de 2009

El sentimiento del lejano amante
que llega a este verano sin orillas,
el cielo rubio peina sus mechones
albinos entre árboles felices.

¡Qué triste es la alegría vegetal!
Yo me pregunto qué habrá sido de
tus medias y tus medios.

Y me recuerdo
por miedo a repetirme.

El sentimiento del lejano amante,
el frío me besaba sin saliba.
Aquí la gente orina
donde los niños sueñan con los muslos de sus niñas.
Pregúntate qué pudo ser
que nos hiciera tan groseros.

Ah! espuma blanca de la mar,
lejano amante
de rizo hueco, dónde está tu voz desnuda, dónde
esas ciudades retorcidas
y hermosas, donde los callejones que se abren como flores rotas,
donde las flores saben esa sal
de andar unidos sin más vueltas.

¿Dónde está mi amor y su espesura
de crema de café
para un invierno amable?

Yo maltratado por el hielo y sus horarios,
yo desterrado de las tierras de una cama,
yo clavándome en la gente
y en su interrogación de miedo y asco.
Marginal y excelso,
¿quién me devolverá diciembre, enero, octubre...?

Yo, a secas, desterrado
a tierras de tu ombligo.

Y ahora
el sentimiento del lejano amante
en este sol de arenas amarillas,
en estos miles
de hombros desnudos.

Y solo sé que lo lejano
no es tan amante.

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domingo, 14 de junio de 2009

¿Has reñido con tus ángeles
o solo es esta atmósfera reñida,
molesta, pegada en la epidermis
como los ules sucios
de vino?

Enmudecido
de verte así, tirado en medio
de una ciudad carnívora,
en medio de esta gente como tú.

Has reñido con tus ángeles,
nadie vigila ahora tus espaldas,
ahora
cuando en este callejón te siguen
sombras sospechosas de humo
y todos los neones se apagaron hace mucho.

O fue la espuma solo agua revuelta,
un tráfico encubierto de intenciones
también ahora sospechosas.

Dime dónde están tus ángeles.
Ni si quiera puedo pedirte que me mires a la cara,
eres un harapo sordo en medio de una música
torcida.

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lunes, 8 de junio de 2009

De cara a la pared, sin mis juguetes,
tan pronto en esta cama, cama-nube, cama-piedra,
sin música, televisor,
y sin salir.

Y llueve,
llueve a pesar de Junio.
Este perpetuo invierno se resiste,
y temo al sol como a los perros
-esos pobres famélicos
amaestrados
en la ferocidad-, los perros de la policía.

Joderse con que ya es de día,
pero respiro,
la luz obscena y amarilla que exhibe los licores,
el bar de siempre, el mal café.

Me sonreí frente al espejo,
me di mi propio voto
de confianza. La gente se camufla con las nubes,
por eso temo al sol,
por si nos hace desaparecer a todos.

El barrio está repleto de luces de automóviles.
Sonrío,
el juego sigue.

Y seamos sinceros,
es demasiado pronto para que este juego sea moral.

Perdón: mortal.

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domingo, 7 de junio de 2009

Ya sé que recordarte es una forma de mentirme,
pero tranquila:
...........................No me engaño.
Y sé que un buen desnudo no asegura
las buenas formas del amante.

Pero te quiero así, desde la libertad
hasta la sordidez,
esclava efervescente de mis fantasías,

bajando a lo más hondo del deseo,
donde no existe la belleza ni la realidad.

Permíteme engañarme, violar un buen recuerdo,
hacer de ti aquello que negabas,
permíteme por esta noche manejarte a mi capricho,
fotografía de aire,

éter,
nada,

para esta noche donde caigo
en otro cuerpo,
para poder entrar en el resquicio de unos muslos rotos,

el alma

de una mujer que no te llega ni a la punta
de los tacones que aguja que nunca te ponías
para saciar mis más ocultas

necesidades.

Yo, al fin y al cabo, hablo
tan solo de la necesidad que no entendiste,
que ella no entiende.

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sábado, 6 de junio de 2009

No sé por qué tu voz ahora,
entre las tejas y la lluvia.

Voz última,
el hilo roto,
aspera la garganta del tabaco
que no te vi,
no te recuerdo,
fumar.

Tú no temías a la lluvia,
niño valiente hasta el final del cuento.
Yo te recuerdo como quiero:
el pulso firme sin la sopa
bailando en la cuchara.

No sé por qué,
pero es extraña esta sonrisa que me pinta
la pena repentina de acodarme.

Esta sonrisa de aparecer
cruzando la puera de tu casa

para sentarme en tus rodillas
y que me enseñes otra vez, piadoso
con quien olvida,
que el tiempo hace justos a lo buenos,
fuertes
a los voluntariosos
y sabio al humilde que sabe sorprenderse.

No lo dijiste nunca,
pero hoy lo veo en esos ojos pequeños y vividos,
la edad nos hace niños de ojos rotos.

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viernes, 5 de junio de 2009

Como los océanos
se vuelven mar
más pequeño, para apretarse
irresistibles contra los acantilados,
para profundizar
tierra adentro de los continentes
y ser cordillera,
montaña a contra luz, colina
más tarde,
y luego de volverse ave
para llegar al hombre, y más pequeño:
su puño
para golpear irrefutable su injusticia.

Como ese mar, piel de serpiente
y piel de ahorcado,
que se convierte en una mano abierta

para ser al fin caricia
y desaparecer.

El mar de piel de lobo que dibuja
corderos espumosos en las comisuras de la tierra,
piel de sal, de alga, de sima oscura
sin tiempo.

Hermosa piel violeta capaz
de amanecer, de anochecer.
Piel exprimida, piel exagüe de los gatos ciegos.
Pequeño océano,
mi piel,
y la caricia tuya.

Mar cada vez más apretado, presión del mundo,
y de la gloria
borracha de los marineros rubios
hacia perderse perderse para siempre
como lo que sucedió hace mucho tiempo,
perdiendo cercanía de otro mar
rosado,
tus mejillas,
la caricia mía.

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martes, 2 de junio de 2009

donde mis manos no alcanzaran
el aire fortuito,
aire usado que me inhala de otro aliento,
donde el azar del corazón que sigue
latiendo es púpura y depende de mis manos.

Donde mi cuerpo
no cargue con la deuda que dibuja
curiosas incisiones como ojos
en cada poro, donde apearme de mí mismo,
del grave peso del camino tomado.

Donde expirar la última pena
y el dolor sea mejor, más íntimo,
y donde yo,
alado insecto en línea recta,
pueda cortar el viento,
salir hacia adelante,
diciendo un nombre exacto de silencio.

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