jueves, 17 de septiembre de 2009

Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

Sus ojos, solamente
sus ojos,
ellos dos solos,
se merecían cualquier lluvia.

En todas las ciudades
se alzaron
grises banderas y estandartes
hostiles y de tedio,
su falta
de brillo
tan solo se apreciaba desde lejos cuando huíamos.

Después bajé a su cuerpo
y supe que mis ojos fueron su mirada,
o que el deseo
es una prevaricación ajena.

Cuando nos vieron empapados
se murmuraban maldiciones,
olía todo a suelos fríos

y por encima
de la verdad
fuimos, al menos, justos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario