domingo, 30 de agosto de 2009

Canción desengañada sin poemas de amor

es hora
de recojer dolor.
Amargo fruto de la rama de vivir
o solo un cuarto rebosante
de una penumbra silenciosa.

Es hora
o la semilla se hundirá en la tierra.
Las hojas desgastadas y amarillas
también,
queda el estío.

Es hora, amor, de no mirarnos a los ojos
donde la savia
alimentaba blanca y espumosa
como se dice del deseo
el duro tronco ahora podrido del amor.

Pero también está vacío ya el deseo
y la saliva del recuerdo ya ha oxidado los alambres de su jaula,
mira como vuelan hacia sur,
partiéndose la alas,
hacia el calor distinto del olvido.

Es hora ya del golpe grave del invierno,
de mutilar un corazón engangrenado por el frío,
quizá hace mucho tiempo,
cuando del ecuador volvían aves sin noticia.

Es hora ya, lo sabe
este apetito de dolor saciado de mis huesos,
este vebo cansado
que no entibia en lecho
ni resucita.

Mas antes óyeme llamarte amor de nuevo,
tan solo desde la verdad y sin memoria,
entiende que es la hora y que mis ojos ya no lloran
porque no queda tiempo.

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jueves, 27 de agosto de 2009

Te mataré, lo juro.

Después de roto, arrastraré el carmín,
tan sucio,
por los tugurios más sombrios, donde
las sombras tiemblan como las cerillas
queriéndose apagar
del asco y la vergüenza.

Y te traeré hasta el día
para que el sol seque mis lágrmias torcidas,
te arrancaré collares y pulseras,
y dejaré en el anular derecho
una alianza
de cobre verde con el nombre de tu muerte.
Ningún hombre ha de acercarse así.

Te escupiré frente a tus padres y a tus hijos,
te arrancaré la ropa, trasquilaré tu cráneo.

Pero aún así vendrás desde el olvido,
hermosa y refulgente,
correcto el labio, lúbricos los bucles, todo honor,
dignísima e intacta,
y pintarás tu nombre, pequeño como el mundo
sobre los altos muros
que encierran a los hombres,
esos muros que son espina,
que son herida: la memoria.

Tan sólo te he tenido a tí.

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sábado, 22 de agosto de 2009

los cuerpos mienten, sé que se ilusionan
como niñitos
que miran unicornios
de helio.
porque los cuerpos son sencillos
no quieren comprender la vida,
se engañan con la telaraña del deseo.
Y no hay un cuerpo más hostil que el propio
ni más hermoso que el amado.
y se tortura,
se deja torturar porque no conoce el odio,
y se deforma para
hablar con el invierno y con su copa
de vino amargo:
y comprende del amor
lo que amor no entiende de los cuerpos,
lo que el tornado ignora de la arena.

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miércoles, 19 de agosto de 2009

Un eco conocido sostiene sobre el aire
a otro eco, más carnoso.

Un eco
que es casi un parque,
un tímido jardín de invierno, ramas
raquíticas pintando la temperatura.

Casi es la flor y casi el banco público
donde a las horas de los ciegos
y de los cuerpos mutilados en la luz del sol,
adolescentes
ajenos
ensayan con los labios un amor de plástico.

Un eco,
casi es la muerte de tu nombre al olvidarse.
Hoy que me dueles más,
sin duda,
es el amor mejor
y más sencillas las heridas.

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lunes, 3 de agosto de 2009

Dice que va a quedarse,
que permanecerá conmigo.

Ella conoce mis manías,
quiero decir, cada miseria,
miserias que me hacen
tan miserable
como cualquier otro animal, otro ser vivo
y otras piedras y otros fuegos.

A mí me encanta verla marticar
despacio,
beber de la botella
sin apoyar la boca.

También me dice siempre,
sonríe seria;
yo miro hacia otro lado,
contesto que no importa.
Y no le duele.

A mí me gusta abrir los ojos
cuando se cambia en medio de una oscuridad,
de alguna oscuridad templada.
Imaginar entonces
el tacto exacto
de su color de piel.

Dice que nadie
puede quererme más,
que nadie puede amarse tanto sin hacerse sangre,
dice cosas así,
dice cosas horribles,
dice también cosas horribles.

Me gustan esas veces, cuando
no puede contener la risa,
se dobla
y se desploma,
se cae donde no puede y puede.

Que hay una condición:
que nada cambie,

que yo no cambie,
que todo siga así,
que todo siga igual.

Sé que es un precio alto,
pero me encanta
verla bajar en camiseta
las escaleras, dando
saltitos como un potro
de nieve inmaculada.

Me dice que me quiere, que me quiere,
me dice siempre.

Me he prometido no tenérselo en cuenta.

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sábado, 1 de agosto de 2009

esta tristeza hace a la noche más antigua
y menos compasiva
la espiración de las palabras sin pactar.

al fin el día no es sino la imagen de los toldos recogidos
y las ventanas,
como una boca suplicantemente abierta,
aguardan la hora de la luz;
las manos amputadas de los héroes
no pueden recoger su premio.

una señal de vida,
una señal
rompiéndose en teléfonos no disponibles.

cadáveres navegan trayendo su noticia
de cuerpos sin satisfacer. el mundo se parece
a la escombrera absurda del resentimiento.

lady ginebra quema en la garganta
profunda del insomnio.

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