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Amanecer es un milagro,
colores como nuevos renaciendo
y tú casi que envuelta,
flotando entre la tempestad de la rutina.

Tambien la luz te toca a ti,
pero devuelta más agradecida
tus miembros la someten a mis ojos.
Tú guías ese magma muerto.

Y sin embargo no eres ella, tan nefanda
que no supo moverse con el mundo.
Labios cerrados, verbos sin hogar,
escuálidos esperan a que tú les toques
para mandarlos a la vida y al terror,
porque si aprenden esa sed que no conoce el agua,
o la tristeza o si se pierden entre tanto mundo,
sabrán que el vientre de su creadora les espera,

también humana.