miércoles, 17 de junio de 2009

El sentimiento del lejano amante
que llega a este verano sin orillas,
el cielo rubio peina sus mechones
albinos entre árboles felices.

¡Qué triste es la alegría vegetal!
Yo me pregunto qué habrá sido de
tus medias y tus medios.

Y me recuerdo
por miedo a repetirme.

El sentimiento del lejano amante,
el frío me besaba sin saliba.
Aquí la gente orina
donde los niños sueñan con los muslos de sus niñas.
Pregúntate qué pudo ser
que nos hiciera tan groseros.

Ah! espuma blanca de la mar,
lejano amante
de rizo hueco, dónde está tu voz desnuda, dónde
esas ciudades retorcidas
y hermosas, donde los callejones que se abren como flores rotas,
donde las flores saben esa sal
de andar unidos sin más vueltas.

¿Dónde está mi amor y su espesura
de crema de café
para un invierno amable?

Yo maltratado por el hielo y sus horarios,
yo desterrado de las tierras de una cama,
yo clavándome en la gente
y en su interrogación de miedo y asco.
Marginal y excelso,
¿quién me devolverá diciembre, enero, octubre...?

Yo, a secas, desterrado
a tierras de tu ombligo.

Y ahora
el sentimiento del lejano amante
en este sol de arenas amarillas,
en estos miles
de hombros desnudos.

Y solo sé que lo lejano
no es tan amante.

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