esta pena me repugna y me recuerda a ti,
te trae y te lleva de la mano
como un papel sin voluntad en medio del tornado.
alzo los brazos y recojo oscuridad,
y me zambullo en los simulacros de ser feliz
porque aún existes.
me hundo por los ángulos que practican ciertas sombras,
intento otra ciudad, reconocible y gris
como tus muslos.
esta ciudad no se hizo con tus ojos
y anochece con sus parques públicos cerrados.
el mediodía enfermo y amarillo
con su camisa de domingo bien planchada,
la gente que huye del hogar con sus mascotas...
parece absurdo no estar ciego
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domingo, 21 de junio de 2009
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